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Saturday, January 28, 2006

El comienzo II

Meses más tarde la noble Montaignesa Dominique Channel se preguntaria qué la impulsó a embarcarse en la aventura que cambiaria su vida. ¿Fué el deseo de emociones fuertes que siempre la habia tentado?, ¿La oportunidad de ganar más dinero para su incipiente imperio?, ¿O tal vez la oportunidad de ayudar a una amiga muy influyente en la corte?. Intuia que tardaria mucho tiempo en comprender el motivo de su aparente locura, si es que alguna vez lo conseguia.
Mientras disfrutaba de la brisa marina a bordo del "Viento fuerte", barco del que eran propietarios ella y sus compañeros, rememoraba el momento en que todo se torció y se vieron en mitad de una serie de acontecimientos que les llevaron de un extremo al otro del continente...
La hija menor del emperador, Dominique Du Montaigne estaba explicandoles el motivo de que hubieran sido reunidos en un lugar tan repugnante como eran esas catacumbas, algo de entregar una carta a su marido, el general Montegue, que se hallaba en Ussura, para lograr que regresara a Montaigne. A tal efecto les hizo entrega de un artefacto de una antigua civilización: Los sirneth, que les indicaria la posición en que se hallaba su marido, dado que él poseia el artefacto gemelo a este. También les hizo entrega de una prominente suma de dinero y por supuesto, papeles para poder cruzar la frontera... Se hallaban inmersos en estos menesteres cuando oyeron el ruido ocasionado por varios pares de botas chocando contra el suelo y una voz que gritaba: "Alto en nombre de L'Empereur!!!".
Fué en este momento cuando el caos se apoderó de todo. Cuando volvieron la mirada en busca de la hija del Rey Sol se dieron cuenta de que esta, junto con su dama de compañia, habian desaparecido dejandolos a su suerte. En estas circunstancias solo habia una salida: correr!
...Y vaya si corrieron. Dominique no recordaba haber estado tan asustada desde la desgraciada muerte de su madre, mientras adelantaba al resto del grupo hasta dejarlos muy atras no podia dejar de recordar una de las ultimas frases que habia pronunciado su tocaya antes de desaparecer: "Si sois apresados por las tropas de Montaigne, yo no podré hacer nada por vuestras vidas, estais solos en esto". Asi pues, corrieron por los pasadizos subterraneos por debajo de la ciudad de la luz, hasta que, completamente exhaustos hallaron una puerta que debia dar a algun edificio de la ciudad.
Una vez dentro del edificio no tardaron en darse cuenta de que se encontraban en el teatro más famoso de Thea, concretamente en la sala dondes se guardaba el atrezzo para las representaciones... pero no disponian de tiempo para admirar las vestimentas "por desgracia" pensó Dominique "No me importaria llevarme algunos de estos vestidos". Pero los mosqueteros del emperador les pisaban los talones, asi que la velocidad era vital, asi que los Barbaros Vestenmanjvar comenzaron a arrastrar muebles frente a la puerta mientras sus compañeras recuperaban el aliento.
Cuando los mosqueteros llegaron, la improvisada barricada no sirvió de nada, asi que el grupo de aventureros no tuvo alternativa: Era luchar o huir para caer en las garras del resto de mosqueteros que, sin duda, les esperarian a la salida del teatro. En estas circunstancias es cuando un grupo debe permanecer unido y compartir un mismo destino, asi que tanto la Bruja Ussura como la Vodaccia decidieron que preferian la segunda opción y huyeron en dirección al escenario, la primera convertida en gato merced a la magia Pyeriem, propia de su tierra, y la segunda intentando no destacar demasiado entre las bailarinas del coro (aunqué destacó... y mucho)... Mientras tanto los Vestenmanjvar hacian lo que podian por contener a los mosqueteros, animados por la propia Dominique, que se hallaba sentada en un baul disfrutando del espectaculo, pero no les iba demasiado bien... tras los primeros disparos de mosquete estaba claro quienes llevaban la ventaja en el combate, y no eran ellos... se imponia seguir la misma tactica que las brujas, antes de que fuera demasiado tarde.
El combate pues, se trasladó paulatinamente hacia el escenario del teatro, en el cual se estaba representando una opera de algún aburrido compositor Vodaccio, y donde el publico se entusiasmó con el espectaculo tan logrado que representaba la batalla del tercer acto de la opera... al menos en eso habian tenido suerte: Mientras el publico no notase que el combate era real, aún existian posibilidades de salir de allí con vida, aunque estas se reducian drasticamente conforme se hacia latente la superioridad tanto numerica como armamentistica del enemigo.
La situación era insostenible: Magnus (El Vestenmanjvar del hacha) se hallaba enzarzado en combate singular con el capitan de los mosqueteros, un hombre de singular maestria en combate cuerpo a cuerpo, y no llevaba las de ganar... parecia que el hombre estuviera jugando con el, cercandole, acorralandole contra la pared para rematar la faena de un unico golpe. Mientras tanto, Dominique y Asmerith (aún en forma de gato) estaban a punto de llegar a la salida del teatro, y Veleïd, el otro Vestenmanjvar, mantenia ocupados al resto de mosqueteros como buenamente podia.
En el preciso momento en que Magnus caia finalmente inconsciente ante el embate del capitán de los mosqueteros, se habrieron las puertas del teatro y entraron una Jenny (o tal parecia por su vestimente) Montaignesa armada con sendos cuchillos y un guerrero Montañés de apariencia cautivadora empuñando una enorme Claymore, que al ver como se estaba desarrollando la escaramuza comenzaron a gritar algo acerca de salir de allí rapidamente y que disponian de un carruaje... Parecia que Theus se ponia finalmente de parte del grupo, pero aún quedaba por resolver la situación de Magnus... y a todo esto... donde estaba la bruja del destino?.
Pues bien, mientras todo el mundo estaba centrado en el combate, o en la huida, la señorita Lucrecia habia decidido resolver ella misma el problema, y tras situarse sigilosamente a espaldas del capitan Chevalier (pues este era su nombre, y será importante recordarlo para el futuro), le apoyó uno de sus afilados cuchillos en la garganta -"Soltad vuestra espada y ordenad a vuestros hombres que nos permitan partir o juro que tendreis que beber vuestro asqueroso vino por un nuevo orificio"- le dijo, con una cruel sonrisa pintada en sus hermosos labios. Ante semejante amenaza el pobre hombre no tuvo otra opción que ordenar a sus tropas restantes (Veleïd las habia mermado con alegria desmedida) que bajasen las armas y dejasen partir a los traidores. No obstante, la bruja del destino decidió que seria mejor contar con un rehen para asegurarse que los mosqueteros no les persiguieran, asi que subió al capitan Chevalier al carruaje en el que ya se encontraban todos sus compañeros, ayudados por los dos recien llegados que, explicaron una vez acomodados todos, también habian sido contratados por Anna para ayudar al grupo a salir de sus acuciantes problemas con la ley.
Cuando ya se hallaban cerca de las puertas de la ciudad la bruja del destino decidió que el rehen ya no les seria necesario, asi que lo arrojó del carruaje, no sin antes darle un beso de despedida, que por cierto, es la forma en que las brujas del destino bendicen o maldicen a voluntad... no os será muy dificil deducir cual de las dos opciones habria elegido esta vez.
Y asi salieron nuestros aventureros de Charousse, con uno de sus miembros inconsciente y cercano a morir por la perdida de sangre y dos nuevos componentes rodeados de misterio y en quienes ninguno de ellos confiaba, pese a deberles la vida... ahora comenzaba realmente su misión, y los peligros que se habian encontrado hasta ahora no eran nada comparados con los que les aguardaban en el camino...

Fin del comienzo.

Bueno, creo que esta vez si que me he pasado, pero como ya dije, lo mio no es resumir XDDD

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